Le Tenía Miedo A Los Perros Entonces Adoptó A Uno Con Miedo A Las Personas

Compartir en Facebook

Las historias de adopción son realmente conmovedoras, pero esta en particular es totalmente fuera de lo común. Teresa Hwang es una maestra de educación especial en Canadá, que creció sintiendo un miedo atroz a los perros tras haber sido mordida en dos ocasiones por canes.

Publicidad

Sin embargo, después de haber cuidado al perro de su hermana durante dos semanas, se topó con el anuncio de una protectora que anunciaba un cachorro de un poco más de un año: “Se llama Patches y es muy miedoso”. Para Hwang fue amor a primera vista.

Teresa rebautizó a Parches como Boo tras la adopción y se unieron para superar sus miedos juntos. Pasaron los dos primeros años de convivencia dando pequeños pasos y ganándose la confianza del otro hasta lograr un fuerte vínculo.

A veces todavía no me creo que tenga perro y, mucho menos, amarlo tanto. Siempre le digo a la gente que Boo es como el hijo que no he tenido. Pero no solo lo quiero porque él me quiere y me necesita.Lo amo por quién es, exactamente como es, por todo lo que ha superado y por toda la alegría que ha traído a mi vida“.

Teresa Hwang a través de sus redes sociales

Teresa fue mordida a los 10 y a los 20 años por un perro, lo que provocó que sintiera un miedo incondicional hacia ellos. Solo se relacionaba con los perros de sus amigos que le transmitían algo de confianza. Su pareja siempre había querido tener un perro, pero no fue hasta hace dos años que debieron cuidar al perro de su hermana, cuando Teresa finalmente se decidió a dar el paso.

Cuando conocí a Boo, enseguida me di cuenta de cuán temeroso y nervioso estaba“.

Teresa Hwang a través de sus redes sociales

Al principio no fue fácil y Boo se mostraba muy asustado, no le gustaba que lo tocaran y solo comía a escondidas. Poco a poco, Hwang superó su miedo y se fue ganando la confianza de Boo. Cada juego, ladrido y lamida era un paso gigantesco para ambos.

Con la ayuda de varios adiestradores, Boo ha aprendido muchas cosas y ya no siente miedo de las personas, ha aprendido a sentarse y a comer tranquilamente.

Finalmente, Boo comenzó a sentirse seguro. Noté que su cola empezaba a agitarse durante los paseos y empezó a comer delante de nosotros. Unas semanas más tarde, me lamió la nariz. A los 2 meses comenzó a jugar con la pelota. Entonces, un día lo escuché ladrar de entusiasmo por primera vez en nuestro patio trasero. Con cada nuevo hito que presenciaba, lloraba lágrimas de felicidad. Era como si Boo fuera un cachorro de nuevo y estuviera aprendiendo a ser un perro“.

Teresa Hwang a través de sus redes sociales

Aunque Boo aún no se comporta totalmente como un perro normal, Teresa lo ama incondicionalmente por toda la felicidad que ha llevado al hogar. Y la gran lección que ha aprendido de él es que “el amor es más fuerte que el miedo”.

Mira este video que publicó Teresa a través de Instagram para conocer esta preciosa historia de amor.

Sin duda las mascotas pueden cambiar nuestra vida y nosotros la suya.


Publicidad