Daniel Swarovski, El Visionario Ingeniero Y Su Imperio De Cristales Famosos

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La marca Swarovski es famosa en todo el  mundo. Pero poco sabemos de sus orígenes y cómo llegó esta empresa a convertirse en sinónimo de belleza y lujo.

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Todo comenzó en 1862 en la zona montañosa de Bohemia que, en esa época, correspondía a parte del Imperio Austro-Húngaro. En ese lugar nació Daniel Swarovski en una familia dedicada al trabajo de joyería.

En ese entonces, era muy valorado el arte hecho en el vidrio bohemio. Esa región producía grandes cantidades y eso dio paso a que la mayoría de las familias del lugar se dedicara al conocimiento de las técnicas de procesado y manufactura.

Al crecer, Daniel viajó a París para estudiar ingeniería. En 1883 pudo asistir a la Feria Internacional de Electricidad, y fue allí donde surgió su brillante idea: cortar los cristales con corriente eléctrica. Desde ese minuto y luego de 8 años de pruebas, logró materializar su idea y dio origen a las famosas joyas de cristales de vidrio,  Swarovski.

La máquina fue un invento de Daniel y fue la que le permitió procesar enormes cantidades de cristal bohemio logrando mantener la calidad de siempre. Fundó su compañía y creció a pasos agigantados. Todo esto porque sus piedras eran muy parecidas a los diamantes reales, pero su costo era 10 veces menor. Fue todo un éxito.

Pero esta idea no era original 100%. Ya para el siglo XVIII, Georges Frederick Strass buscaba hacer réplicas de los diamantes por medio de piedras preciosas y que convertía en joyas. Su único problema es que nunca decía que fueron piedras falsas y su producción fue prohibida. En cambio, Daniel Swarovski siempre dijo que lo suyo no eran diamantes de verdad sino vidrio bohemio.

Sus trabajos empezaron a ser solicitados por grandes diseñadores de París y San Petersburgo. Artistas como Marlene Dietrich, Coco Chanel, Christian Dior, Yves Saint Laurent, Michael Jackson, Bryan Ferry, entre otros, públicamente dieron a conocer su fascinación por los cristales Swarovski.

Muchos han intentado copiarlo pero nadie ha podido igualar el trabajo del checo. De hecho, Daniel decía que era más importante la forma que su composición y no tenía porqué ser oro o diamante puro para lucir una joya.

Sin duda, un gran inventor y visionario. Su fama  es tal que ha llegado hasta nuestros días.


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