El Orden En El Que Nacemos Determina Nuestra Personalidad

Compartir en Facebook

Hemos oído miles de teorías en relación a la personalidad de los hijos con respecto al orden en el que nacen. Se supone que el hijo mayor es el más responsable y que los más pequeños suelen ser más mimados y caprichosos. Sin embargo, no se trata sólo de estereotipos, pues es cierto que el orden en que nacemos define en cierta forma nuestra personalidad.  La Teoría del Orden de Nacimiento nació a finales de los años veinte con Alfred Adler, amigo y colega de Sigmund Freud.

Publicidad

Aparentemente, Adler creía que el orden en el que nacemos en una familia afecta intrínsecamente a nuestra personalidad de la siguiente forma:

 

El hijo mayor

De acuerdo a Adler, el mayor de los hermanos tiene una tendencia a ser conservador, centrado y predispuesto a ejercer el liderazgo. Esto se debe a que suele estar a cargo de sus hermanos menores, los primogénitos tienden a ser cariñosos, suelen tener cierta predisposición para convertirse en padres y tienen más facilidad a la hora de tomar la iniciativa.

 

 

El hijo de al medio

Ya que el hermano o la hermana mayor actúa como un ejemplo para el segundo hijo, estos a menudo se esfuerzan por superar a su referente haciendo que destaquen por ser ambiciosos y raramente egoístas. También son más propensos a establecerse metas excesivamente altas, lo que a la vez aumenta el número de fracasos, pero además les enseña a enfrentarse a las dificultades de la vida para hacerlos más fuertes.

 

 

El último hijo 

La lógica nos dice que el hermano más pequeño es quien recibe más cuidado y atención por parte de los padres y hermanos, por eso, también suelen sentirse menos experimentados y dependientes de los demás.

No obstante, los más chicos de la familia suelen sentirse muy motivados por superar a sus hermanos mayores y muy a menudo logran grandes éxitos y reconocimiento allí donde se lo proponen. Por otro lado, también tienden a ser muy sociables, aunque es probable que sean más irresponsables y frívolos que sus hermanos mayores.

 

 

El hijo único

Al no tener hermano con el que competir o compartir, los hijos únicos suelen medirse con la figura del padre. Como son excesivamente consentidos, esperan que los demás también les ofrezcan mimos y protección, lo que a veces les lleva a destacar en dependencia y egocentrismo. Por otro lado, los niños que se crían sin hermanos a veces muestran cierta dificultad para interactuar con sus compañeros.

 

 

A pesar de que esta teoría ha ganado muchos defensores últimamente, también existen numerosos investigadores que la desacreditan absolutamente. Con el propósito de arrojar un poco de luz sobre esta incógnita, unos investigadores de la Universidad de Leipzig y de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz estudiaron a más de 20.000 adultos de los Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.

Después de la toma de datos, los investigadores encontraron que aunque por lo general los primogénitos muestran un mayor rendimiento en las pruebas de inteligencia, no observaron que el orden de nacimiento ejerciese ningún efecto sobre la estabilidad emocional y la imaginación.

Otro ensayo por el contrario proporcionó pruebas de que el orden de nacimiento sí que afecta a la personalidad tras analizar a más de 370.000 estudiantes de secundaria en los Estados Unidos. A partir de este estudio los investigadores llegaron a la conclusión de que los primogénitos generalmente tienden a ser más honestos y dominantes. Sin embargo, también son menos sociables y menos resistentes al estrés.

Los hermanos del medio tienden a ser más conscientes y diligentes mientras que, lo más probable, es que el menor sea abierto y sociable. Y los niños que no tienen hermanos por su parte suelen ser nerviosos, abiertos y sociables.

 

 

 

La recomendación es tomar estos datos con cierta perspectiva ya que estas investigaciones no tienen en cuenta factores sociales tan importantes como la educación, el bienestar de los padres o las relaciones dentro de la familia.

Si bien el orden en que nacemos puede tener cierto impacto sobre la personalidad o la inteligencia, no debemos olvidar que las relaciones entre padres e hijos y la educación que reciben los niños en sus hogares son factores mucho más importantes a la hora de definir su personalidad y su forma de interactuar con el mundo y su familia.


Publicidad