Los caballos, burros, bueyes y otros conocidos como animales “de carga” han vivido junto al ser humano desde casi toda su historia. Es una costumbre milenaria el usarlos para el transporte de objetos pesados.
Obviamente, nadie les preguntó si querían cooperar con los humanos sino que simplemente los usamos para llevar nuestra carga. El problema se vuelve evidente al ver las consecuencias directas que traen las pesadas tareas en el cuerpo y la integridad de estos animales.
Así sucedió con esta pobre mula en Gómez Palacio (Durango, México) que tenía un daño evidente en su columna vertebral, pues su lomo estaba gravemente deformado en un antinatural arco.
Según la organización Activistas Responsables al Rescate de Equinos (ARRE), dedicada al rescate y cuidado de caballos y burros víctimas de maltrato, los dueños de esta mula le destrozaron la columna por hacerle cargar demasiado peso desde pequeña. Por ello, su lomo creció completamente deformado.
Encima, los dueños seguían abusando de ella y sobrecargándola con trabajo aún cuando ya tenía 20 años de edad. “Con agonía trasladaba una carreta sobre su cuerpo deformado, con sus verdugos golpeándola para avanzar”, escribió en redes sociales la organización, indignada por el maltrato.
Por suerte, ARRE rescató a la mula y la llevó a sus instalaciones para darle los cuidados necesarios y ayudarle en su recuperación.
Finalmente, ARRE agregó que es recomendable no usar servicios que requieran tracción animal para tareas pesadas, como recoger escombros o ramas. “¡Ningún potrillo o pollino debe trabajar o ser montado!”, señalaron enfáticamente.
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