Alemana Encontró El Amor Mientras Trabajaba En Tanzania: Lleva 9 Años Casada Y Acogida Por La Tribu

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El amor no sabe de límites geográficos. Así lo demuestra esta historia, que se desarrolla en Tanzania, el país de África Oriental donde llegó una mujer alemana que se enamoró a primera vista de su esposo actual, un hombre perteneciente a la tribu masái. Hoy son muy felices, llevan 9 años juntos y tienen un hijo.

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Sokoine y Stephanie Fuchs son la prueba de que el amor puede superarlo todo. La mujer de 34 años es originaria de Alemania, y conoció a su actual esposo el 5 de enero de 2011. Entonces ella viajaba como asistente de investigación para un proyecto de conservación marina en Tanzania. Por su parte, el hombre era guardia de seguridad en un centro de buceo de la zona.

Stephanie llegó a la aldea de Utende junto a sus compañeros de equipo. Cuando se instalaron, decidió recorrer el lugar. Como había estado un año en otro campamento, ya manejaba perfectamente el suajili así que el idioma no era problema.

“Ya me había enamorado de Tanzania. Me había enamorado de su maravillosa gente y su increíble naturaleza salvaje”, cuenta la mujer en una de sus publicaciones en Instagram.

Paseaba cuando se topó con un grupo de hombres masái, una tribu de unas 880 mil personas en el país. Entonces Stephanie vio a tres hombres, pero uno de ellos llamó su atención: era Sokoine. “Lo que me atrajo de él fueron sus ojos. Su mirada tranquila y firme, que exudaba tanta paz y confianza”, cuenta la mujer.

Aunque pasaban los días, ella no pudo olvidarlo.

“Pasaron algunas semanas y mi fascinación por Sokoine solo se hizo más fuerte”, confesó la mujer, aunque todavía le avergonzaba acercársele.

Cuando la alemana pasaba el rato en un restaurant con un amigo de la zona, de pronto entró Sokoine. Su amigo le exclama “¡mira! ahí viene tu masái”. Ella, sorprendida, le pregunta por qué dice eso, y él le responde: “¿no lo sabes? es porque le gustas”.

Pasaron un par de días y ambos comenzaron a hablar. El resto ya es historia.

“11 meses después, me mudaría con él y su familia a su granja tradicional en medio del desierto de Tanzania”, contó Stephanie.

Actualmente llevan 9 años de matrimonio y tienen un pequeño hijo de cuatro. Pese a que admite que su vida “no es un cuento de hadas”, es feliz viviendo en África oriental.

La mujer ha tenido que adaptarse a la cultura masái, aunque su esposo también se ha tenido que ajustar a las costumbres de ella pues sólo así lograrán una relación equilibrada. “En nuestra relación hay ciertas cosas que él hace que otros hombres masái no hacen”, explica Stephanie.

Por ejemplo, Sokoine participa de forma activa en la crianza pese a que en la cultura masái esta tarea recae principalmente en la madre. pero él está derribando este estereotipo.

La relación de Stephanie y la familia de su marido es bastante buena, es especialmente cercana a su suegra quien le pregunta con frecuencia cuándo traerán otro hijo al hogar.

“Me está presionando un poco mi suegra y la abuela de mi esposo. Siempre que estoy en la cabaña les gusta preguntar ‘Stephanie, ¿cuándo vendrá el próximo hijo?’, pero yo siempre salgo corriendo de la cabaña”, cuenta con humor la germana.

Cabe señalar que Sokoine es una excepción dentro de su cultura pues él nunca se ha casado con otra mujer, como suelen hacer los hombres masái. Está enamorado completamente de su esposa y de la familia que ha construido con ella.


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