Las personas, sus pensamiento y sus acciones están en constante cambio y esto mismo genera que las leyes sean modificadas en pro de una vida mejor para los ciudadanos.
De acuerdo a esto, el Consejo Soberano, la máxima autoridad del gobierno de Sudán, declaró una serie de nuevas leyes entre las que destaca la prohibición de la ablación femenina por ser una práctica que “atenta contra la dignidad de la mujer”.
La mutilación de los órganos genitales femeninos era conocida como una práctica cultual ancestral entre los ciudadanos de este país, por lo tanto, la nueva ley significa un verdadero cambio para Sudán, según explicó el Ministerio de Justicia en un comunicado.
“La mutilación de los órganos genitales de la mujer está ahora considerada como un crimen. Cualquier persona que la haga será condenada a una pena de hasta tres años de cárcel”.
Texto de la nueva ley
La ley especifica la condena que recibirán aquellas personas que cometan este acto, a lo que además se suma una multa de dinero. Incluso, la clínica o el lugar en donde se realice esta práctica, podrá ser clausurada para siempre.
Se han especificado además los riesgos de salud que corrían las mujeres al someterse a este acto “ritual” donde nueve de cada diez de ellas han perdido la vida en el proceso, según las Naciones Unidas.
El Consejo Soberano de Sudán también revirtió una ley que anteriormente pedía que las mujeres tuviesen un permiso de una hombre de la familia para viajar con sus hijos.
El primer ministro Abdulla Hamdock, alabó los cambios como “un importante paso en la reforma del sistema de justicia”.
Los grandes cambios en la ley se deben a la caída del régimen de Omar el Bechi, en abril de 2019, suceso que se generó tras la presión de la revuelta popular en que las mujeres sudanesas desempeñaron un papel importantísimo en las peticiones.
Sumado a esto, se concedió a los ciudadanos del país la posibilidad de consumir bebidas alcohólicas, las cuales habían estado prohibidas desde 1983. El ex presidente Jaafar Nimeiri fue quien prohibió el consumo de ellas en Sudán y todos quienes las consumieran estaban condenados a la pena de muerte.
Publicidad
