“Murieron Abrazaditos”: El Doloroso Relato De Padre Que Perdió A Sus Hijos En El Terremoto

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El terremoto 7,1 que azotó la zona central de México el pasado 19 de septiembre impactó a todo el mundo por sus devastadoras consecuencias. La desgracia fue evidente: cientos de muertos, miles de damnificados, ciudades completamente destruidas y un pueblo entero que quedó con el corazón partido.

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Los mexicanos han demostrado un carácter y una solidaridad de oro, y aún se encuentran ayudando a retirar escombros y comenzando la reconstrucción de las ciudades afectadas, mientras intentan volver a la normalidad.

Y aunque haya mucho aun por hacer y por ayudar, hay algunos daños que no tienen reparación.

Quizás el caso más emblemático sea el del hombre colombiano que se hallaba en Cali cuando el sismo azotó la localidad de Tlalpan, en Ciudad de México. Ese día, sus hijos Andrés y Jimena -de 11 y 16 años respectivamente- no quisieron ir a la escuela.

El padre de Andrés y Jimena, Julián Astudillo, contó a medios colombianos cómo sucedieron los hechos durante la mañana en que se enteró sobre el terremoto.

Contó que apenas supo, llamó a la madre de los niño, quien le explicó que no habían querido ir al colegio y que iba camino a casa para ver cómo se encontraban. La tragedia empezó en ese instante.

Según Julián le contó al diario colombiano El Tiempo:

Se quisieron quedar en casa y sucedió lo que sucedió. De un edificio de tres pisos, se les cayeron encima. Estaban asfixiados y los más doloroso es que murieron abrazaditos.

Los niños se escuchaba que gritaban. De dos a seis de la tarde del martes, se escuchaban de sus gritos. Pero luego ya dejaron de escucharse.

El acongojado y shockeado padre explicó además que si sus hijos hubieran estado en las escuela, nada de esto habría sucedido:

Al colegio no le pasó nada. Pero ese día dios los llamó, necesitaba a mis muchachos.

Una trágica historia que refleja el dolor de un país entero. Esperamos que Julián y la madre de los niños puedan encontrar el consuelo y salir adelante. Que descansen en paz Andrés y Jimena.

 

 

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