“Es un milagro verdadero y viviente, que desafía todas las expectativas del médico” dijo su madre que había abandonado las esperanzas e incluso se había despedido de su pequeño.
Kaleb Crock es un bebé que fue dada a luz en la casa de sus padres, Becky de 30 y Phil de 33 años. El bebé cuando nació estaba muy pálido, flácido y no podía respirar. Por eso fue llevado al hospital donde le pusieron soporte vital al llegar. Los médicos les explicaron a sus padres que su actividad cerebral era mínima y que no sobreviviría.
Sus padres no comprendían muy bien que andaba mal. Los médicos dijeron que deberían retirar su soporte vital y que ahí, probablemente moriría. Se pronosticaba que Kaleb viviría sólo unos minutos luego de ese suceso y aunque sus padres no querían, se despidieron del bebé.
“Tuvimos que prepararnos para la atención al final de la vida en Rainbows Hospice después de que los médicos nos dijeron que Kaleb tenía un daño cerebral catastrófico y que lo más probable es que muriera de manera inminente (…) Kaleb le dio a mi dedo un leve apretón y me miró como diciendo: ‘¡todo estará bien, mamá!’”
– dijo Becki Crook a Daily Mail–
Pero Kaleb, para sorpresa de todos, logró sobrevivir aún con el diagnostico de Encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) de grado 3 que significa que el bebé tiene un daño severo e irreversible en su cerebro, pero hoy ya tiene 15 meses de vida.
“Esta es nuestra nueva normalidad. Esta Navidad es una Navidad que nunca esperábamos tener (…) Kaleb ahora puede estar con nosotros, experimentando la alegría de la vida, contra todo pronóstico. Nuestra esperanza es que Kaleb experimente la felicidad y la paz, en cualquier capacidad de la que sea capaz. Queremos que sepa lo amado que es (…) Nadie sabe lo que le depara el futuro a Kaleb, pero en este momento está eligiendo la ‘vida’ todos los días y desafiando las probabilidades”
– contó Becki–
Kaleb ya vivió su primera navidad con su familia que sigue buscando apoyo para ayudar a su bebé para el que nada parece imposible.
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