Jacinto Convit fue un médico venezolano que pasó toda su vida cuidando pacientes que padecían de lepra. Su especialidad era dermatología y se dedicó fervientemente a ayudar a sus pacientes en los consultorios anexos del Hospital Vargas, ubicado en Caracas.
En esa época, la lepra era muy mal considerada y pocos médicos le brindaban a sus pacientes el trato adecuado como él lo hacía, ya que muchos mantenían a los individuos encadenados o incluso custodiados por la policía.
El amor tiene la capacidad de sanar
Este hombre quería llegar a descubrir la cura del cáncer de mama, sin embargo, solo pudo realizar un experimento fructífero, en donde armadillos generaban la inmunización de la lepra al inocular la bacteria de esta enfermedad en conjunto con una vacuna de la tuberculosis.
Aunque no logró su objetivo inicial, este avance le permitió que otros doctores lo relevaran de este cargo y continuaran con su ardua investigación. Así fue como estableció lo siguiente:
“El amor cura, el odio mata…no odies jamás, ama y verás que la vida fluye como agua limpia”.
Jacinto Convit
Esta ha sido una de las frases más célebres del doctor Convit y ha perdurado en el tiempo.
Esta creencia, a pesar de sonar bastante espiritual, es capaz de mantener a nuestro organismo alcalino, ya que se ha demostrado que aquellas personas que almacenan odio hacia otros tienen mayores probabilidades de padecer enfermedades como cáncer, gastritis, entre otras.
El doctor también era conocido como José Gregorio Hernández de la pastora, ya que trataba enfermos con una calidad humana sin igual, que no caracterizaba a los doctores de su época. Mantenía un estado de calma constantemente y sabía cómo tratar a las personas sin alterarse.
Practica esta frase y verás cómo todo a tu alrededor comenzará a cambiar simplemente teniendo una actitud más positiva sobre la vida.
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