Muchas veces la amabilidad no se trata de un gesto genuino, sino de algo que emplean las personas hipócritas e interesadas cuando intentan beneficiarse personalmente. Para ello usan una actitud que no genere sospechas o malestar en su entorno.
Por ello es fácil sospechar de amabilidad de una personas, ya no sabemos si es real o si tiene una segunda intención.
Una persona realmente amable realiza este tipo de actos sin esperar una recompensa o algo a cambio, sin el deseo de ser el centro de atención o querer ser etiquetado como el protagonista.

Quien es amable, también es gentil, comprensivo, transparente y capaz de escuchar los problemas de quienes le rodean para brindar su consejo o apoyo de forma desinteresada. Se preocupa de ellos y quiere su bienestar, lo que además se traduce en felicidad para él mismo.
Ser amable no es hacer grandes sacrificios, simplemente escuchar a alguien con atención y preocuparte de sus intereses, problemas o aspectos que le aquejan, es una gran manera de ser amable.
Cuando alguien utiliza la amabilidad como un disfraz, tiende a generar malas energías con sus aciones, por estar lleno de prejuicios, sin interés de ayudar a su entorno y querer simplemente obtener beneficios propios.
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