No Lloro Porque Sea Débil, Sino Porque Estoy Cansada De Ser Fuerte Siempre

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Es agotador ser fuerte. Muchas veces llegamos al límite y nos cansamos. Simplemente nos dejamos llevar. No obstante, llorar no siempre es rendirse ni mucho menos un signo de debilidad. Es un desahogo que necesitamos porque estamos cansadas de ser fuertes.

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La vida exige demasiado y no todos los que nos rodean son siempre conscientes de todo lo que damos sin esperar nada a cambio.

Evita llevar siempre el peso del mundo a tus espaldas. Tu corazón necesita de un espacio privilegiado para ti misma, así que procura cargar simplemente con lo que es verdaderamente esencial para ti. y si necesitas llorar, hazlo pues sólo los más fuertes se lo pueden permitir.

Es imposible ser siempre fuerte

Probablemente te educaron con la idea de que las lágrimas se tragan, pues la vida es dura y llorar no sirve. A largo plazo, esta idea nos puede causar serios problemas a nivel emocional.

  • No llorar puede implicar no demostrar lo que sentimos, escondiéndolo bajo la falsa apariencia de que todo está bien
  • Cuando te empeñas e aparentar normalidad, en realidad estás escondiendo tus emociones ante el mundo y ante ti misma
  • Las emociones que se ocultan, son problemas que nunca se afrontan. Un problema sin gestionar es una emoción que se somatiza en dolores de cabeza, migrañas, tensión muscular, problemas digestivos, mareos, cansancio, etcétera.

No podemos ser fuertes todos los días, así como nadie puede esconder(se) su malestar o tristeza durante toda la vida. No es algo saludable. El desahogo es un instante que debe permitirse pues las lágrimas son liberadoras de nervios y estrés acumulado.

  • Llorar es sanador
  • Las lágrimas constituyen un desahogo que es el primer paso del cambio, de asumir nuestras emociones y liberarlas
  • Luego de llorar, vendrá la calma, un relajo y la claridad suficiente para tomar mejores decisiones

Ser fuertes cuando la vida nos pide demasiado

Para estar donde estás, has invertido una gran cantidad de esfuerzo. Sólo tú sabes a lo que has debido renunciar por los tuyos, y por la gente que amas.

Aunque sabes que todo lo has hecho por voluntad propia porque era lo que querías, siempre llega el momento de la vida en que parece que nuestros cercanos no nos tratan con el aprecio que nosotros mostramos por ellos.

Además, debes ser fuerte en una sociedad que no te pone facilidades sociales ni laborales, y ante una familia que no siempre es tan fácil de llevar como esperarías. Padres, hermanos o pareja pueden priorizarse demasiado a ellos mismos, sin tomarte en cuenta todo lo que deberían.

Así es como hay días en que te cansas de ser fuerte y de llevar todo en tus hombros. Entonces necesitas llorar.

Debemos poner límites, para que nos exijamos sólo lo que podemos ofrecer

Ninguna persona puede dar más de lo que tiene. No es posible que ofrezcas alegrías y felicidades a los que amas si ellos no te atienden, correspondiéndote con el mismo cariño.

El equilibrio es la clave. Así podrás con toda la tarea a lo largo del día mientras cumples con esos objetivos que tienes en mente.

  • Ser fuerte es, primero, estar bien contigo misma. Procura cultivar tu crecimiento personal, disfrutando de tus momentos personales y aficiones. Ama a cada persona que tengas al lado tuyo pero, por sobre todo, ámate a ti misma.
  • Aquellos más fuertes son los que saben amar mientras se aman a ellos mismos. Y no, esto no es ser egoísta.
  • Además, ser fuerte requiere liberar pesos que dificultan nuestro avance o hieren nuestro bienestar. A veces duele, pero es necesario dejar de dar prioridad a quien no nos toma en cuenta.

Ser fuerte también es “ser débil” de vez en cuando

  • Tienes derecho a decir que no puedes con algunas cosas, que te superan. Puedes determinar que no asumirás más responsabilidades que las que ya tienes.
  • También posees el derecho a decir que ya no puedes más, y que necesitas un descanso
  • Tienes derecho a exigir respeto y demandar afecto y reconocimiento. Las personas que necesitan de ti deben comprender que tú necesitas de ellos también

Además, tienes todo el derecho a tener instantes de desahogo personal, buscando un instante de intimidad para pasear y pensar en ti misma. Para llorar, atender tus propios pensamientos y tomar decisiones antes de avanzar.

La vida, al fin y al cabo, es eso mismo: caminar nuestro propio sendero vital, de la forma más equilibrada y con el mayor bienestar interior posible.


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