Debes Leer El Mensaje De Esta Anciana A Su Amiga Antes Que Sea Muy Tarde

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Para algunos la vida es una carrera, su consigna es llegar a conseguir un nuevo puesto de trabajo, una figura perfecta o las mejores ofertas en el supermercado. En esta competencia en ocasiones no queda ni un minuto para detenerse, mirar alrededor y apreciar la vida. A veces esta sensación de la armonía no llega nunca y a veces solo llega cuando ya es demasiado tarde, como cuando tiene 83 años.

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Esta es una carta de una abuela para su amiga que te ayudará a entender mucho más de la vida y debes leerla lo antes posible.

“Querida Bertha,

Cada vez leo más y limpio el polvo menos. Paso tiempo en el patio disfrutando de la vista, no preocupándome por la maleza que crece en el jardín. Paso más tiempo con mi familia y amigos y trabajo menos.

De ser posible, debes disfrutar de la vida, no solo aguantarla. Ahora intento darme cuenta de esto y empezar a valorarla.

Ya no ahorro en mí. Uso mis tazas de porcelana ocasiones especiales, como lo son medio kilo perdido, la limpieza del baño o el primer florecimiento de un lirio.

Me pongo la ropa más bonita cuando voy al mercado. Pienso que, si me veo exitosa, me será más fácil gastar dinero.

No espero una ocasión importante para usar mi perfume favorito. Me lo pongo hasta si voy al banco o al hospital.

Ya no uso la frase “algún día” y “en uno de estos días”. Si algo vale la pena ver, escuchar o hacer, lo quiero ver, escuchar y hacer ahora mismo.

No sé que harían otras personas en mi lugar, pero ellas no estarán aquí mañana. Creemos que la vida es algo incondicional. Creo que hubieran invitado a todos los miembros de sus familias y algunos amigos. Tal vez hubieran llamado a alguien y hubieran pedido perdón por sus palabras y actos del pasado. Me gusta pensar que van a un buen restaurante donde sirven su mejor comida. Lo puedo deducir, pero nunca lo sabré.

Son algunos de esos detalles que no hice. Me hubiera arrepentido mucho de no escribirles a mis seres queridos todas las palabras importantes que me gustaría decirles. Y me duele mucho quefueron pocas las veces que les dije a mi marido y a mis padres cuánto los quería.

Intento no ahorrar y no aplazar lo que podría agregar risa y felicidad a mi vida.

Y cada mañana cuando abro los ojos me digo que este día será especial. Cada día, cada minuto, cada suspiro de verdad son un regalo.

Tal vez la vida no resultó ser el partido que nos gustaría jugar. Pero mientras estamos aquí, podemos bailar”.


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