Cuida Tu Bienestar: 5 Permisos Que Deberías Darte Cuando Alguien Te Trata Mal

Compartir en Facebook

Si alguien que conocemos nos trata mal, tenemos tres opciones posibles: reaccionar de forma agresiva, dejarnos avasallar o responder con inteligencia. A continuación te proponemos 5 valiosos permisos para reaccionar de la forma más adecuada cuando alguien te trata mal que, estamos seguros, te serán de gran ayuda en estas situaciones.

Publicidad

No es sencillo gestionar esos momentos de alta intensidad emocional, pues se activan áreas bastante concretas de nuestro cerebro.

Por ejemplo, cuando nos agreden el control es tomado por áreas como el córtex prefrontal, la amígdala, la ínsula y el córtex cingulado anterior. Estas son regiones que se relacionan con el instinto de supervivencia, las mismas que nos hacen reaccionar con agresividad o con el instinto de escapar.

Tenemos que gestionar estas situaciones mediante la inteligencia emocional, para que no nos controlen el miedo o la rabia.


#1 Me doy permiso de recordar quién soy y lo que valgo

Si alguien nos trata mal, lo hace porque cruza nuestros límites de lo permisible y vulnera nuestra autoestima usando palabras agresivas, desprecio, humillación o, inclusive, el engaño.

Al atravesar por esas situaciones nos sentimos agredidos, pues atacan algo que nos cuesta mucho construir: nuestro autoconcepto, nuestra autoestima y la integridad personal. Si alguien nos sugiere o nos dice de frente que “no valemos”, lo último que debemos hacer es montar en cólera o pensar que es algo verdadero.

Primero, no debes tomar como realidad absoluta las valoraciones ajenas. Lo que alguien diga de nosotros no nos define bajo ningún punto de vista (a lo más detecta una dimensión de nosotros), por lo que vale la pena mantener el equilibrio racionalizando un poco esas agresiones.

Recuerda que somos capaces de realizar todo lo que nos propongamos. Además, estudios indican que la autoestima fuerte es una parte fundamental de nuestro bienestar, por lo que no debemos dejar que alguien la socave.


#2 Me doy el permiso de poner límite a tu agresión

Visualiza lo siguiente: alrededor tuyo flota un círculo dorado que te suspende en todos tus entornos: la familia, el trabajo, etcétera. Es tu sustento, aquella fuerza con la que te abres camino a diario, pero un día aparece una persona que se acerca demasiado. A sus espaldas, lleva una aguja afilada que dirige a tu flotador para pincharlo, quitarle el aire y que empieces a hundirte.

No dejes que esto ocurra. Estás en tu derecho de impedir que esto suceda, defendiéndote, poniendo límites entre lo permitido y lo prohibido. Nunca dejes que alguien hostil se acerque tanto como para dañarte.


#3 Me doy el permiso para hablar de forma asertiva

Cada vez que alguien nos trata mal, las emociones toman el control y nos hacen reaccionar con rabia o temor. Esas emociones controlan nuestra área racional, lo que nos impide hablar con valentía y acierto.

Primero, debemos mantener la calma para poder hablar de forma asertiva. La asertividad es una habilidad social que, según estudios de la Universidad de Santander (Colombia), es necesaria para expresarnos con empatía y de manera correcta, creando vínculos con el otro.

Imagina un palacio hermoso, una sala blanca con amplios ventanales abiertos por donde entra una luz que te genera serenidad. Entra en él y respira. Nada de lo que digan o hagan los demás debe hacerte olvidar quién eres y todo lo que vales. Cuando percibas que estás en calma de nuevo, habla.

Actuar con asertividad significa ser capaz de hablar de manera firme, pero con respeto, dejando claro lo que permitimos y lo que no. Defiéndete sin miedo.


#4 Me doy permiso para dejar a un lado a quien me trata mal

Si alguien te trata mal, no merece tu tiempo ni tu preocupación. Menos merece estar en tu círculo social íntimo.

Siempre hay personas que son especialistas en crear problemas, extender su mal humor y su desprecio a quienes no lo merecen. A veces podemos advertir que quien nos trata mal es una persona cercana a nosotros: familia, amigos, compañeros de trabajo o incluso una pareja. En este último caso, debes tener claro que existen muchos tipos de maltrato y no todos se basan en la agresión física.

Otra regla de la salud mental es recordar que quien te trata mal no te tiene respeto, no empatiza ni sintoniza con tus emociones. En pocas palabras, no debe estar a tu lado realmente.

Además, vivir a diario estas dinámicas tan tensas y destructivas no es algo adecuado ni saludable. Por ello, debemos reflexionar y tomar una decisión, diciendo con claridad que no podemos permitir esta clase de comportamientos. Debes avisar que, de continuar esas agresiones, tendrás que poner distancia porque tu salud emocional es la prioridad.


#5 Me doy permiso para sanar mis heridas y ser aún más fuerte

Muchas veces quienes más nos dañan son aquellas personas que están más cerca de nuestro corazón. Cuando alguien que es importante para nosotros cruza nuestros límites, muchas cosas “se rompen” en nuestro interior.

A veces no basta con poner distancia, pues la huella de la decepción está ahí y debemos sanarla. Date tiempo para ese proceso. Necesitas momentos dedicados a ti, donde puedes hacer lo que más te gusta y así conseguir aliviarte: pasea, escribe, pinta, viaja, júntate con tus amistades verdaderas.

El refugio y el consuelo pueden hallarse en muchas cosas, pero la mejor manera de sanar heridas es rodearse de personas que nos aman y respetan de verdad y que, al mismo tiempo, merecen recibir nuestro amor. Las relaciones tóxicas son comunes, y debemos detectarlas y aprender a protegernos de ellas.

De todas formas, siempre que sientas que no puedes con alguna situación o emoción, lo mejor es ir con un especialista para que te pueda guiar y ayudar en tu proceso.

Aunque las personas que traen tristezas y días grises existen, también están aquellas que nos reinician de nuevo ¡Búscalas y rodeate de ellas! Te ayudará a sanar.


Publicidad