Los trastornos de ansiedad están dentro del “Manual diagnóstico de los trastornos mentales” (DSM-V), sin embargo, es una situación que pude experimentarse de forma puntual o recurrente. Los ataques de ansiedad pueden afectarnos a todos y en cualquier momento de la vida, ya sea por una situación estresante, un impacto emocional o incluso por estar bajo mucha presión.
Quien lo experimenta tiene la sensación de que va a morir, que su corazón va a estallar. Pero lo peor de todo es que pocos saben realmente cómo ayudar a esta persona y muchos reaccionan de la peor manera posible.
¿Qué es la ansiedad?
- La ansiedad nos avisa de la cercanía de una amenaza para que podamos huir o afrontarla.
- Lo ideal es mantener un nivel de ansiedad ajustado y equilibrado para motivarnos a ser más eficaces en nuestro entorno cotidiano.
- El problema está cuando el nivel de ansiedad se eleva y se vuelve incontrolable.
- En ese momento, nuestro cerebro interpreta que hay un riesgo del cual hay que escapar lo antes posible y así se desencadena una reacción orgánica: se acelera el corazón, aumenta la presión sanguínea y la adrenalina en la sangre.
El cerebro y el cuerpo solo nos da la información de “escapar” y la mente nos invade con pensamiento negativos y catastróficos que empeoran aún más la situación.
Síntomas de los ataques de ansiedad
- Sentir miedos, ya sea a volar o a las alturas, así como también sufrir trastornos como la agorafobia, la aracnofobia, la acuafobia, etc.
- Ante un gran impacto emocional.
- Otros tienen ataques de ansiedad sin conocer el motivo.
- También puede tener un origen genético, según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Seoul.
Síntomas emocionales
- Sentimientos de aprensión o miedo intenso e incontrolable
- Dificultad para concentrarse
- Sentirse tenso o muy nervioso
- Pensamientos fatalistas anticipándose a lo peor
- Centrarse en lo negativo, en el pánico y solo ver lo catastrófico de la situación
Síntomas físicos
- El corazón se acelera
- La tensión arterial se eleva
- Se puede comenzar a sentir hiperventilación
- Sudoraciones
- Dolor de estómago y mareos
- Micción frecuente o diarrea
- Dificultades para respirar y sentir la sensación de que se sufrirá un infarto
- Temblores y tics
- Tensión muscular
- Dolores de cabeza
- Fatiga extrema y debilidad
Ataques de ansiedad y depresión
Si los ataques de ansiedad son muy frecuentes, probablemente esa persona sufra una depresión encubierta, ya que muchas veces estas dos enfermedades derivan de la misma vulnerabilidad, en donde se pierde el control de la situación y se convierte en algo angustioso.
Algunas veces se podría decir que la ansiedad es un síntomas de la depresión, aunque hay que dejar en claro que ambas situaciones son dimensiones distintas. Pero para salir de dudas, siempre es importante consultarlo con un especialista.
¿Cómo enfrentar un ataque de ansiedad?
- Lo primero que hay que hacer es afrontar los síntomas emocionales y racionalizar ese miedo, amenaza o situación estresante.
- Intentar desmenuzar en pequeñas partes ese “todo” que genera daño y racionalizar cada amenaza hasta hacerla desaparecer.
¿Cómo ayudar a alguien que sufre un ataque de ansiedad?
- Pídele que se siente en un lugar en donde corra un poco de aire
- Desabróchale la ropa que lo oprima
- Si está hiperventilado, ofrécele una bolsa para que respire a través de ella o dile que respire como si estuviera “apagando una vela”, con los labios fruncidos.
- Dile con mucha calma que “no está sufriendo un ataque al corazón y que estás ahí para ayudarlo, que todo está bien ahora”.
- Indícale que ponga una mano es su abdomen y otra en su corazón para que regule sus respiraciones.
Si ante estas indicaciones su pulso sigue acelerado, es necesario llamar al servicio médico, especialmente si la persona sufre diabetes, obesidad o alguna cardiopatía.
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