Al Perder A Nuestra Madre, Perdemos Una Parte De Nosotros

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La muerte es lo único de lo que no podemos escapar en la vida. A lo largo de los años experimentamos el sufrimiento de la pérdida de amigos y familiares, pero sin duda el dolor más grande llega cuando vemos partir a nuestra madre.

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Esperamos que ella nos acompañe durante toda la vida, lo cual es difícil que suceda, pero nos aferramos a esa esperanza hasta que llega el momento de su partida. Enfrentarse a la pérdida de la figura maternal es un dolor difícil de superar incluso para aquellos que se consideran “fuertes”.

Este sufrimiento no se puede comparar con ninguna otra pérdida, incluso si se trata de un final inevitable. En nuestra mente, la madre representa esa compañía eterna que siempre estará cerca para brindar apoyo, amor y entendimiento, sin importar las circunstancias.

Enfrentarse a un mundo en donde no existe una figura materna es un gran desafío mental y emocional. Aquellos que perdieron a su madre están obligados a asumir y aceptar que no hay vuelta atrás.

Una de las pruebas más difíciles que existe en la vida es superar, o en realidad, aceptar la muerte de una madre. Decirle adiós de forma definitiva provoca un vacío inevitable, independiente del vínculo entre madre e hijo, ya sea por diferencias de personalidades, opiniones, discusiones o simplemente por la distancia física entre ambos.

Si falleció por una enfermedad, casualidades de la vida o algún evento inesperado, el sentimiento de pérdida será el mismo y golpeará fuerte en los corazones de los hijos. Sin importar la edad que se tenga, nada nos preparará para enfrentar la muerte de nuestra madre.

En la vida, pocas personas logran generar un impacto dentro de ti, como lo hizo tu madre. Por ello, en el momento en que debes despedirte de este maravilloso ser el dolor te hace incompleto y abandonado. Ya no existirán más llamados, mensajes, abrazos, besos ni cualquier otro gesto por parte de esa persona especial.

Este dolor siempre formará parte de tu ser y no es necesario reprimirlo. Acéptalo y aprende a convivir con él, esa es la mejor manera de honrar a tu madre.


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