Por Qué Educar En El Respeto Y No En La Obediencia Hará Niños Más Felices

Compartir en Facebook

Muchas veces los padres no saben distinguir entre la obediencia y el respeto, diferencia que es clave para mantener una relación sana con tus hijos. Es importante conocer el límite entre estos dos conceptos, para poder separarlos de forma práctica.

Publicidad

La obediencia, por ejemplo, no asegura la felicidad familiar pues crea una barrera entre padres e hijos que perjudica el afecto y sus diferentes expresiones.

La obediencia

Esta es la acción de seguir las órdenes de otra persona, generalmente un superior, sin cuestionar, sin pedir motivos ni justificaciones. En general esto implica que sólo se atiende a los preceptos del superior para lograr complacerle.

Lo malo de esto es que no existe cuestionamiento, y esa falta de explicaciones genera una barrera comunicacional entre las dos partes. Un niño no entenderá las razones por las cuales debe (o no) hacer tal cosa, si no le damos las explicaciones necesarias.

Mañana, este niño podrá ser un adulto inconsciente que sentirá desdén por las explicaciones, lo que puede influir de forma negativa en su vida.

Como resultado, tendremos una persona voluble que necesitará constantemente lograr la aceptación del resto. Además, puede que desarrolle una actitud pasiva que permita que el resto lo atropelle.

La obediencia se logra mediante el miedo, la imposición y el castigo, pues nunca se alcanza mediante la educación. Por lo tanto, la obediencia nunca garantizará un individuo sano ni menos feliz.

Las razones son claves para que puedan desarrollar un buen comportamiento, y que así puedan desenvolverse de forma espontánea. Sino, el niño jamás sabrá qué es lo que se espera de él, avanzando lleno de incertidumbre y a tropezones.

Obediencia: algunas manifestaciones incorrectas

Esta conducta es bastante habitual en las aulas, y la ven los profesores y maestros cuando algunos niños de la clase abusan de otros, que no respetan a nadie y muestran una conducta bastante diferente a la que tienen en casa.

Es por ello que cuando los maestros hablan con los padres, ellos no terminan de entender o de creer que sus hijos actúen de tal forma, porque en su casa son bastante “obedientes”. Y es justamente ese el problema: cuando se educa a través del miedo y el castigo, los niños obedecen pero no interiorizan el concepto de respeto.

Nunca actúan por comprensión, sino por obligación. Por ello, en la escuela se sienten libres de la presión familiar y canalizan ese miedo y rabia en conductas disruptivas y tóxicas.

Muchas veces podemos ver el caso contrario, también: niños cuya crianza ha sido severa y basada en la obediencia incuestionable, se muestran cerrados, temerosos y defensivos fuera del hogar.

Existen muchas formas de educar a un niño, y cada familia tendrá los principios por los cuales desea regirlos. Pero en ningún caso la obediencia y la sumisión son aceptables.

Riesgos de criar a través de la obediencia:

  • Tus niños no sabrán ni se atreverán a expresar sus emociones, pues cualquier acto espontáneo es sancionado
  • A los niños que les enseñaron a guardar silencio, a quedarse quietos para que no “molesten” o a esconder sus lágrimas porque “llorar es de débiles”, se reprimen emocionalmente
  • La obediencia “protege” al niño de posibles amenazas, y por lo tanto un niño obediente jamás cruzará la zona de confort del hogar, manteniéndose apegado a la burbuja familiar en que fue criado

Los niños obedientes educados en el miedo, nunca se atreverá a explorar y descubrir, ni se siente seguro abriéndose a los demás. El miedo, recuerda, es opuesto a la felicidad. Por ello es necesario cambiar el esquema, y educar ya no en miedo sino en el respeto.

Crea vínculos sanos educando en respeto

Nunca será lo mismo decir “cállate que estás molestando”, que “¿puedes guardar silencio, por favor? estoy hablando por teléfono”.

Aunque todos queremos tener niños que nos hagan caso, para lograrlo es necesario enseñarles por qué deben hacernos caso y cuál es el sentido de actuar con respeto hacia los demás.

Reflexiona sobre estas claves de la educación basada en el respeto:

  • Dale responsabilidades a tu hijo, para que aprenda la importancia de hacer las cosas por sí mimo. De a poco, se sentirá orgulloso de sí mismo al darse cuenta de que es capaz de hacer muchas cosas y, especialmente, porque nosotros confiamos en sus capacidades.
  • Siempre razona con tus hijos cada norma que establezcas en casa, explicando por qué deben cumplirla. Atiende todas sus preguntas siempre en una conversación respetuosa.
  • Cuando haga algo mal, nunca lo humilles ni le grites. En vez de intensificar la negatividad de la situación, entiende sus emociones y enséñale a hacer las cosas bien. Haz que aprenda a canalizar y entender esos procesos internos, y las emociones fuertes que vienen con ellos.

Publicidad