Pareja Cría A Sus 7 Hijos Sin Reglas Y Sin Colegio. Mira El Resultado

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Esta historia es muy atípica y no la vemos a menudo. Se trata de la pareja conformada por Gemma y Lewis Rawnsley quienes viven en el norte de Inglaterra con sus siete hijos: Skye de 13 años, Finlay de 12 , Phoenix de 9, Pearl de 8, Hunter de 5, Zephyr con 3 y Woolf de sólo 1. Bueno, hasta ahora parece que fueran sólo una familia con muchos hijos, pero no es solamente eso ya que los Rawnsley son lo que llaman una “familia feral”, es decir sus hijos no están sujetos a ninguna regla, tampoco van a la escuela, ni estudian en casa, es decir, no están escolarizados.

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Su posisción es simple, Gemma y Lewis no creen que las reglas sociales establecidas sean adecuadas para sus hijos, al menos durante la niñez. Por lo mismo, los niños pueden hacer lo que les plazca, dentro y fuera de casa. No tienen horarios, se alimentan a placer. Pueden cortarse el pelo, teñirse, incluso hacerse tatuajes y piercings.

 

Además saben hacer muchas actividades que les son prohibidas a la mayoría de los niños, como manejar el hacha o cocinar.

 

Acá es muy claro que son los niños los que marcan horarios y actividades, ellos eligen qué hacer y cómo.

 

Sólo tienen que respetar 3 principios básicos: No mentir, no ser ofensivos y no lastimar a nadie.

 

Dichos principios son lógicos para no dañar a sus semejantes. Gemma nació en un hogar sin amor y cargado de violencia, lo que se sumó al resto de las normas de la vida y su convencionalidad.

 

Esa es la razón por la que quiere que sus hijos vivan una infancia feliz, divertida, interesante y satisfactoria.

 

La verdad que no es que ellos hagan sólo lo que quieran a lo loco, Gemma sopesa sus decisiones. Si cree que pueden aprender algo de la experiencia, positivo o negativo, les deja continuar con dicha actividad.

 

Como ejemplo,  cuando Pearl de 8 años le dijo que quería afeitarse la cabeza, ella sólo se limitó a entregarle una máquina para cortar el pelo y le indicó cómo usarla.

 

Aunque sus dos hijos mayores alcanzaron a estar un par de años en el colegio, Gemma y Lewis decidieron que el éste no era estrictamente necesario.

 

Estos padres creen que la vida y vivir las experiencias es mucho más positivo que asistir al colegio.

 

Es probable que estén algo atrasados en lo académico, pero han vivido más  experiencias que cualquier niño de su edad.

 

Muhcos de ustedes se están preguntando si este método funciona, bueno, veamos un ejemplo: Phoenix, de 9 años, nunca fue a la escuela y hasta hace seis meses no quería aprender a leer.

 

Sin embargo, hace seis meses, el pequeño cambió de opinión.

 

Al parecer algo hizo click en él y empezó a mostrar interés por entender qué ponía en los carteles y hacer lo mismo que sus hermanos mayores.

 

Lo mejor de esta historia es que todos sus hijos reciben grandes elogios por su comportamiento y son muy autosuficientes, lo que podría considerarse un éxito educativo, no en lo académico, por cierto. Su caso ha despertado una gran polémica e interés en la sociedad inglesa, donde las familias ferales son muchas más día a día.


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