Se nace en la familia que le toca, tenga los defectos que tenga. El problema está cuando esa familia tiene una carga pesada que te perseguirá todo tu vida y a tu descendencia.
Eso es lo que le ha tocado vivir a los hijos del criminal y narcotraficante más poderoso y peligroso del mundo. Los hijos de Pablo Escobar no siguieron ese tortuoso camino, sino que crecieron alejados de todo ese mundo. De hecho, su hija menor llamada Manuela no recuerda nada de esa otra vida peligrosa en la que vivió junto a su padre.
Al morir su padre, Manuela siguió adelante y terminó una carrera. Hoy se encuentra enfocada en su vida y alejada del crimen al igual que hermano mayor, Juan Pablo.
Pero a diferencia de ella, Juan Pablo si alcanzó a vivir la época en que su padre era el hombre más peligroso de Colombia y tiene malos recuerdos de lo terrible que fue crecer en un ambiente tan hostil. Hoy está enfocado en derribar el mito de su padre, considerado como un hombre poderoso y magnánimo; para tratar de evitar que los jóvenes quieran usarlo de ejemplo y pretendan seguir el camino del crimen.
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