A lo largo de la historia, la comunidad LGBTQ ha sido condenada por la intolerancia, siendo blanco de golpizas, burlas e incluso asesinatos de sus miembros al rededor del mundo, sin excepción.
Pero no solo las agresiones en contra de las personas que forman parte de este mundo representan un ataque, sino que también aquellas acciones que tienen que ver con sus símbolos y costumbres.
Así lo dictaminó la justicia, cuando condenó a Adolfo Martínez a 15 años de prisión por quemar una bandera LGBTQ.
El hombre de 30 años fue condenado por el delito de odio, acoso en tercer grado y uso imprudente del fuego después de admitir a la policía en junio que robó una bandera de la comunidad que colgaba fuera de la Iglesia Unida de Cristo de Ames y le prendió fuego a unas dos cuadras fuera del Club de Caballeros de Curvas Peligrosas.
Martínez señala que derribó la bandera y la quemó porque se opone a la homosexualidad.
La fiscal del condado de Story, Jessica Reynolds, dijo en junio que el cargo de delito de odio se agregó porque Martínez atacó la propiedad de la iglesia por “lo que representa en cuando a la orientación sexual”.
El hombre finalmente fue sentenciado a 15 años por el cargo de delito de odio, un año por uso imprudente del fuego y 30 días por acoso, lo cual se cumplirá consecutivamente.
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